La producción de cerámica en Sicilia es una tradición milenaria profundamente ligada a la historia de la zona. Un amplio repertorio de formas y colores, que ofrece una producción de artefactos artísticos únicos y refinados.
La forma de los jarrones de cerámica que representan el marrón oscuro está tan extendida que se han convertido en uno de los símbolos representativos de la isla. Tienen la apariencia de una cabeza masculina y suelen ir acompañadas de jarrones femeninos forjados. Trabajados por expertos, son muy hermosos a la vista.
Estos jarrones guardan una historia de amor, tan bella como triste, ambientada en Palermo.
Se dice que, durante la dominación árabe, una joven apasionada por la jardinería vivía en Kalsa, un antiguo barrio de la ciudad. De hecho, pasaba la mayor parte de su tiempo cuidando con dedicación y amor las flores que crecían en su balcón.
Se dice que era muy hermosa y lo suficientemente graciosa como para llamar la atención de un joven moro que un día pasó por allí. ¡Verla y enamorarme de ella fue un instante!
Un relámpago que le llevó a declarar, impetuosamente, su amor irrefrenable por la chica.
¿Qué mujer habría permanecido indiferente ante un sentimiento tan intenso y atrevido?
¡Dicho y hecho! ¡Los dos se hicieron amantes!
Sin embargo, en su entusiasmo, el hombre se había olvidado de decirle a su hermosa siciliana que pronto regresaría a su país... ¡allí lo esperaban su esposa y sus hijos! No se tarda en imaginar cómo acabó allí la tarta.
¡chica!
La ira, los celos y la venganza estallaron en su corazón roto. ¡El infame debía ser castigado!
Pasado el momento de desánimo meditó sobre la solución del caso.
Pensó y pensó en ello... una cosa era segura: ¡nunca habría permitido que su hermoso cabello oscuro la dejara!
La noche anterior a la partida, mientras él, sin darse cuenta, estaba en los brazos de Morfeo, la mujer le cortó la cabeza... ¡y también un palito de pan!
¿Qué hubieras hecho con la cabeza? Ella, que tenía un amor infinito por las plantas, hizo un jarrón con ellas y plantó la fragante albahaca. ¡Planta de amor y pasión! Su amante nunca se iría y ella lo cuidaría con tanta devoción.
La albahaca (como dicen por nuestros lares!) creció exuberante y fragante. ¡Nunca se cansaba de admirarlo y de derramar sus amargas lágrimas por él!
Los vecinos, fascinados por la belleza del jarrón y la exuberante albahaca que allí crecía, querían uno igual. Desde entonces, los alfareros sicilianos comenzaron a fabricar jarrones de cerámica con cabezas de color marrón oscuro y hoy es posible verlos en nuestros hogares como guardianes silenciosos de una conmovedora historia de amor.